viernes, 3 de mayo de 2013

Breve historia del reportaje


 Lluís Albert Chillón, director del máster de Periodismo y Humanidades de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que nació "de la literatura testimonial tradicional, especialmente de las crónicas, relaciones epistolares, estampas costumbristas y relatos de viaje” y se configuró “durante la primera mitad del siglo XIX, con la sustitución de la prensa de partido característica del siglo XVIII por la prensa informativa de amplia difusión”. Su consolidación, según Chillón, se produjo entre las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, “con el advenimiento de la denominada sociedad de comunicación de masas”.

Alrededor de la mitad del siglo XX, los responsables de periódicos se dieron cuenta de que el mundo se había convertido en algo tan complicado que era necesario apoyar los textos con comentarios para presentar las noticias de una forma clara. De esa forma nace el reportaje interpretativo.

Es la época dorada del "gran reportaje" o “reportaje en profundidad”. Lo que había empezado como una modalidad periodística típica de revistas gráficas como Life, saltaba a los periódicos diarios mediante una serie de adaptaciones. Este tipo de reportajes serían una de las bases del llamado nuevo periodismo que surgió en los ‘70.

Por su combinación heterodoxa de técnicas periodísticas y literarias, el nuevo periodismo tendría una importante contribución en el reportaje. Se suele marcar como hitos de esta corriente la publicación de los libros A sangre fría de Truman Capote, novela de no ficción donde se combinaban elementos literarios con otros propios de la investigación periodística, y El nuevo periodismo, de Tom Wolfe.

Sin embargo, para esa época, en nuestro país periodistas como Vázquez Montalbán, Francisco Umbral, Rosa Montero, Manuel Vicent, o Maruja Torres, llevaban años rompiendo con los rígidos moldes de la prensa de la época e hibridando periodismo y literatura de una manera que hasta la fecha se consideraba incorrecta.

Como movimiento, el nuevo periodismo es un fenómeno acabado, pero su huella está muy clara en los reportajes de suplementos dominicales como, por ejemplo, XL Semanal del grupo Vocento, revistas o diarios convencionales, por ejemplo en las páginas de domingo de El País.

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