El producto es, sin ningún género de dudas, el elemento más importante de un programa de marketing editorial, y el resto de las políticas de precios, comunicación y distribución deben adecuarse a él; llegando a definir el negocio en el que se encuentra la editorial y sus grupos de interés. Puede afirmarse que cada elemento de una editorial está influido en mayor o menor medida por la política editorial.
La filosofía de orientación al mercado, predominante hoy en el mundo empresarial (y por tanto, del sector editorial), establece que un negocio ha de enfocarse en tres principios básicos: la orientación al consumidor (léase aquí, lector o comprador de libros), la orientación a la competencia y la coordinación interfuncional, todo ello, bajo un objetivo de rentabilidad a largo plazo.
Por tanto bajo esta filosofía se entenderá por producto editorial a un conjunto de atributos físicos (soporte, ya sea físico o digital), de servicio (texto editado para entretener o para ofrecer conocimiento) y simbólicos (autor y marca del editor) que producen satisfacción o beneficios al lector o comprador.

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