Texto, imagen, sonido… Las posibilidades con las que nos topamos hoy en día a la hora de contar una historia son prácticamente tan amplias como las ideas que se nos pueda ocurrir. Así las cosas, y ante las crecientes opciones que nos ofrecen las nuevas tecnologías, surge la narrativa transmedia, que no es ni más ni menos que la combinación de diferentes técnicas a la hora de contar nuestro relato. De este modo, una historia que podría comenzar en un soporte audiovisual, puede continuar en forma de relato y finalizar a modo de radionovela, por ejemplo.
Este tipo de narrativa comenzó de manera experimental allá por los años 70, época en la que artistas pioneros en el arte telemático comenzaron a explorar las posibilidades de esta narrativa mezclando, a su vez, la obra de distintos autores. Sin embargo, su apogeo no llegó hasta la eclosión de internet a finales de los años 90, cuando se comenzó a entender las diversas posibilidades que ofertaba la red como una manera fresca e innovadora de enganchar al público. De hecho, algunas de las obras que, sin pretenderlo, terminaron convirtiéndose en el comienzo de la narrativa transmedia fueron las míticas Batman o Mátrix, obras en las que sus seguidores podían añadir matices a la historia tanto a través de los filmes como de cómics o incluso videojuegos.
Con estos exitosos precedentes, parece que la narrativa transmedia comienza a abrirse camino como una posible vía de escape para un sector cada vez más castigado por la crisis, ya que se trata de un tipo de narrativa que consigue una mayor fidelización del lector que otro tipo de técnicas, quizá por lo novedoso del asunto o quizá porque suponen una manera de atrapar a aquellos receptores que se han enganchado ya a una parte de la trama.
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